miércoles, 27 de enero de 2016

Los devices

Es algo que me obsesiona, ya sé que soy una tarada, me lo repiten constantemente, a mucha honra. No quiero que mis hijos se pasen el día delante de la televisión o jugando con la tableta, el teléfono, el ordenador o el divais que toque.

Después de pasarme una temporada sin tele, comprobé que se podía vivir, y además nada mal, leía más, hablaba más y estaba menos conmocionada por todas las desgracias que pasan en el mundo. Vivía más tranquila, con menos miedo y menos preocupaciones (sobre todo en temas en los que no podía hacer nada), así que decidí que no la necesitaba y cuando nos mudamos, de Sanpaquito no la compramos. Si quería ver alguna película o serie la podía ver en el ordenador (tambien es un aparatejo de esos, pero por lo menos yo elijo y no me paso horas tontas haciendo zapping para decidir que no ponen nada que valga la pena y que mejor me voy a dormir con la sensación de que estoy perdiendo el tiempo). Por eso no  tenía tele, pero cuando alguien venía a casa casi siempre preguntaba que por qué no, y sin eran compañeros de mi hijo, llegaban a sus casas diciendo que eramos raros.

Chavetta Lepipe. La Familia Addams 


Lo mejor de todo era cuando llamaban los de imagenio, canal plus y cosas por el estilo, los cortaba con un. " no tengo tele" que los dejaba flipando y sin guión para seguir.

Digo era porque ahora sí que tengo tele. Mis suegros nos regalaron una tele, una tele gigante con la que vienieron cargados desde Asturias y, antes de organizar un cisma familiar, y porque se me vendió con la promesa de que se usaría como una pantalla gigante donde ver pelis, se quedó. Una tele inteligente que ofrece programas incluso cuando no hay programas. Yo sigo sin verla, ahí no he caído. Si los dejara, ellos la verían hasta que se les quedarán los ojos secos. Y encima qué.  Ritmos frenéticos, todo se resuelve a tortazo limpio, refinao, eso sí. que no es lo mismo pegar una paliza a mano abierta que está feo, que dejar a uno para el arrastre a base de patadas y llaves de kung fu, mucho más cool.

Me pasó horas delante del ordenador conectada a internet, leyendo artículos  mediocres  (en realidad sólo los titulares) que aportan poca información, emociones enlatadas y a la moda, pendiente del teléfono consultando guasaps. el facebook, el twitter...  Y pretendo que mis hijos no vean la tele, ni estén colgados de la pantalla o el teléfono. Realmente, soy una cachonda mental. 



 En fin que no mola, pero la tecnología está ahí y, o nos recluimos en una aldea incomunicada, (lo estoy barajando seriamente) 







 o buscamos la forma de acostumbrarnos a usar todos los aparatos de forma razonable.


Yo pòr ahora he limitado su tiempo. Media hora al día de devices, ellos deciden cuál. He hecho una selección de apps, y series. Escogen de la lista. Por edades, distintos horarios, distintos programas. Complicado, muy complicado.

Por mi parte, he silenciado el guasap (estoy planteandome pasar un mes sin él, a ver qué pasa) y el móvil en general. Cuando llego a casa, lo dejo en la habitación. No lo llevo encima. El Ipad está en el cajón y mis horas de ordenador, cuando no hay niños. Salvo que tenga que trabajar, entonces se lo explico.

Sabemos al momento qué pasa a nuestro alrededor, qué le pasa al de al lado. Estamos más conectados, la aldea global, yo en cambio, me siento más desconectada y sola.

martes, 26 de enero de 2016

Invierno

Ayer nos pidieron que llevásemos a la escuela de ;Ateo una imagen sobre el invierno. Es una tontería, pero cuando lo pusé en Google para buscar, solo aparecieron imágenes de paisajes nevados, muñecos de nieve, hielo. Y sí eso es el invierno, pero no aquí. Queremos que nuestros hijos (o nuestros alumnos) aprendan sobre la realidad, que la conozcan, descubrir lo que nos rodea nos ayuda a conocer el mundo. La nieve, raras veces forma parte de nuestros inviernos, sí el frio, s la lluvia (aunque este año toca sequía) sí los árboles sin hojas... Por qué no recurrir a ellos? Al final me decidí por una imagen de una ilustradora que hace unas cosas chulísimas, Flora Wyacott, con ropas de abrigo, Hubiera sido mejor una foto, pero me acordé antes de salir de casa y no había tiempo para más. Pierdo en realismo, pero voy bien de belleza) a lo mejor un poco exageradas para aquí, que el frío tampoco es para tanto, pero que se pueden ver por la calle.


 Siempre hay frioleros que las necesitan, y fashion victims que siguen el lema "antes muerta que sencilla"; en este caso "antes cocida que sin ir a la última". 

El caso; llegué a la escuela y ya habían empezado a trabajar el invierno. Todo decorado con manualidades de muñecos de nieve, y un paisaje nevado, (los niños habían embadurnado de blanco una pared y después pegarian allí las imágenes que cada uno había traído para hacer un collage).

 Y da igual, pero no.Presentar la realidad a través de otras realidades que no son las nuestras, crea confusión en la construcción del mundo de los niños y frustración. A mí que soy una envidiosa, por lo menos. Nos quedamos con la Blanca Navidad, la escena del árbol, las luces, las casazas, la nieve y la idea de que eso es una Navidad de verdad, de que el invierno necesita blanco, A ver cómo explicamos después que no va de eso, y hay quién está dispuesto a gastarse un pastón para visitar la casa de Papá Noel, que no digo yo, que no tenga su encanto.


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